Resiliencia, la palabra clave en las contingencias
Han transcurrido varias semanas desde
que el COVID 19 se convirtió en el intruso más indeseable en la vida de los
mexicanos. Los informes, análisis y proyecciones trazan escenarios deprimentes,
en tanto que la cuarentena poco a poco perturba la salud emocional de las
personas.
A estas alturas, puede parecernos
desmoralizante observar cómo se incrementan los números de contagios y muertes;
leer y escuchar que la economía del país está al borde de un cataclismo, o
enfadarnos porque algunos de nuestros gobernantes muestran poca pericia para
conducir estrategias eficaces en medio de la crisis.
¿Y qué hay de nosotros? ¿Asumimos
responsablemente nuestro papel en esta contingencia? ¿O somos de los que
piensan que la moneda está echada y aguardamos lo que el destino nos depare?
Resiliencia es la palabra clave. Esta capacidad que las personas
debemos desarrollar para entender los acontecimientos de la vida como parte de
un proceso continuo, y más importante aún, apoyarnos mutuamente y aprender a
crecer ante las desdichas. Un relato contado por Anna Forés y Jordi Grané en su
libro “Resiliencia. Crecer
desde la adversidad”, lo ilustra mejor:
“Oda Nobunaga fue un señor de la guerra,
medio legendario, a quien entre otras epopeyas se le atribuye la sangrienta
unificación del Japón medieval. Se dice que Oda Nobunaga se dirigió con su
pequeño ejército a enfrentarse con otro señor feudal que tenía un ejército
mucho más numeroso. Sus vasallos estaban desmoralizados.
“Cerca del lugar donde se iba a dirimir
la batalla se erigía un templo sintoísta. Era un templo muy parecido al de
Delfos en la antigua Grecia, que tenía la capacidad de vaticinar los favores
divinos: las personas acudían allí para orar a los dioses y pedirles su gracia.
Cuando se salía del santuario era costumbre lanzar una moneda al aire; si salía
cara, se cumplían los favores que se habían pedido.
“Oda Nobunaga fue al templo y rogó ayuda
de los dioses para que fuesen favorables a su ejército a pesar de ser menos
numeroso. Al salir del templo, lanzó la moneda y salió cara. Sus guerreros
envalentonados se dirigieron presurosos a la batalla y la ganaron. Cuando la
lucha se acabó, un lugarteniente se dirigió a Oda Nobunaga y le dijo: «Estamos
en manos del destino, nada podemos hacer contra aquello que deciden los
dioses», y Oda Nobunaga le contestó: «Cuanta razón tienes, amigo mío», y le
enseñó la moneda: tenía dos caras”.
Para los autores, la resiliencia es
andar por la vida con una moneda de dos caras. La moraleja de la historia de
Nobunaga nos dice que, a menudo, el destino está en nuestras manos. El futuro
se debe construir y nosotros tenemos mucho que decir al respecto.
Para convertir en realidad aquello que
queremos, es necesario creer que nuestro futuro no es un regalo. No estamos
delante de una situación totalmente ajena a nosotros, más bien, nuestro futuro
es algo que podemos conquistar. El ser humano tiene la capacidad de ser
guionista y protagonista de sus propias historias. Seámoslo también ahora,
asumiendo la mejor estrategia en esta batalla: quedarnos en casa.
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