16 de enero de 2024
9 de junio de 2022
Los niños lobo
Terminé de leer hace poco la
novela histórica “Bajo la sombra de los lobos”, del escritor y dramaturgo
lituano Alvydas Slepikas, una obra que cuenta los periplos de los niños
alemanes de Prusia Oriental que, al terminar la Segunda Guerra Mundial, se
atrevieron a cruzar los bosques y la frontera para alcanzar Lituania.
En medio de un dramático
escenario, enfrentados al hambre, la nieve y el frío, estos niños vagaban
mendigando, pidiendo a los granjeros pan, trabajo y un techo para pasar la
noche. Muchos se quedaron sin padres que les ayudaran a soportar la carga de
las repercusiones del conflicto. Experimentaron en carne propia la crueldad y
la violencia, pero también fueron objeto de una profunda solidaridad que
encendió en ellos la esperanza.
Los llamaban los niños lobo
porque fueron comparados con animales errantes y hambrientos. Quedaron aislados
de la humanidad y se vieron obligados a vagar para sobrevivir. Pero no solo
eso, sino que también fueron despojados del idioma, la familia y el hogar, tres
de los elementos identitarios más importantes, en edades muy sensibles.
A cambio, recibieron una vida de
trabajo en condiciones durísimas, normalmente con la educación mínima y en la
clandestinidad. Tuvieron que pagar por los errores, la ambición y los desvaríos
del régimen nazi.
En la novela, el autor refleja
con crudeza esos días aciagos, cuando las tropas del Ejército Rojo irrumpieron
en Prusia Oriental con la fiereza de una estampida de psicópatas clamando
venganza y violando a miles de alemanas que se encontraban en su camino.
Algunos soldados, quemados y
embrutecidos por varios años de guerra, consideraban que los niños alemanes no
eran sino hombres en estado embrionario, por lo que debían ser asesinados antes
de que creciesen y volvieran a invadir Rusia.
Al investigar más sobre el tema,
descubro que muchos de estos niños, hoy ya personas muy longevas, son testigos
fieles de que el trauma de una guerra o un conflicto anida en lo más profundo
de las sociedades y trasciende generaciones.
Sus vidas son lecciones
perdurables. Lecciones de resiliencia, porque a pesar del duro calvario nunca
desfallecieron y lograron salir adelante. Varios de ellos, por cierto, se
convirtieron en célebres pedagogos.
Es difícil no relacionar el tema
con la situación que atraviesan millones de refugiados en el mundo, o migrantes
que emprenden el éxodo en busca de mejores condiciones para vivir, expuestos a
vejaciones y riesgos. Parecieran lecciones no aprendidas por la humanidad.
Recomiendo ampliamente la novela,
calificada por The Times como “Mejor obra de ficción histórica del año 2019”. Un
vibrante y poderoso texto, de lectura ágil, adictivo y necesario, ahora que el
olvido se vuelve peligroso.
22 de julio de 2020
Sabia virtud de conocer el tiempo
Sucede que había tres relojes de diferentes tamaños colgados en sus clavos y entre ellos se divertían; su vida y sus milagros repetían: