Día
del libro: leer en tiempos de pandemia
Conmemoramos hoy
el Día Internacional del Libro y los Derechos de Autor, instituido por la
UNESCO en 1995. Es una fecha simbólica para la literatura mundial, porque
coincide con el día de fallecimiento –en 1616- de Miguel de Cervantes, William
Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega.
Sin embargo, la
celebración ocurre en condiciones atípicas, debido al panorama adverso que nos
impone la pandemia del coronavirus.
No hubo acto de entrega del Premio
Cervantes, ni lecturas presenciales, firma de libros o descuentos en los
escaparates de las librerías. Las bibliotecas y centros culturales han tenido
que reinventarse a la hora de elaborar sus actividades y programaciones,
realizándolas de modo virtual.
Pero
curiosamente, en medio de la trágica situación que vivimos, estar confinados en
casa abre la posibilidad de hacer a los libros un homenaje mayúsculo, como
nunca antes en la historia de la humanidad: leerlos en
abundancia.
Si el Covid 19
nos ha obligado a la distancia física con nuestros seres queridos, los libros
siguen ahí, en las buenas y en las malas, para reafirmarse como la mejor
compañía. Los hay de muchos tipos. Por ejemplo:
Los libros de
novela, ya sea de ficción o socio-históricos, para enseñarnos que la vida está
llena de experiencias que cobran sentido a través de las palabras; los de
cuento, para sumergirnos en mundos fantásticos que nos hacen soñar con una
realidad que está regida por leyes que desconocemos; o los de poesía, de un
incalculable valor artístico, que sensibilizan el alma, cantan himnos a la
naturaleza y nos muestran que amor y desamor son sentimientos universales que
todos hemos experimentado alguna vez.
En una época en
la que tenemos frente a nosotros demasiados estímulos visuales, el libro, ese
artefacto que se ha convertido en el más importante vehículo de divulgación, ha
cruzado los extensos mares del tiempo y nos hace partícipes de la sabiduría.
Desde las
tabletas de arcilla, el rollo de papiro de los egipcios, pasando por la
imprenta de Gutenberg, hasta el libro digital que popularizó el uso de
Internet, la función de los libros es y seguirá siendo sublime: cultivar la
memoria de la humanidad.
Fue Adolfo Bioy
Casares quien escribió que leer era la otra aventura, y que la primera era la
vida misma.
Mi exhorto el
día de hoy es que no dejemos que el Covid 19 eclipse a los libros. Por lo
mismo… ¡A
leer se ha dicho!
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